No sé vivir en otra parte
Usted se formó
como escritor dentro de esta etapa histórica que ha sido la revolución,
es miembro de la UNEAC, publica sus libros en el extranjero y en Cuba.
En su obra se puede apreciar, junto al reconocimiento de algunos valores
de este proceso, una significativa decepción ante el mismo, pero ni ha
emigrado ni se ha convertido en un opositor ¿Cómo explica usted esta
situación?
Trataré
de hacer una síntesis, pues responder esa pregunta significa hacer una
evaluación de un proceso que dura más de cuarenta años. Mi generación
creció y empezó a tener un sentido del mundo en un país en el que de
pronto todo era esperanza. Se hablaba del futuro como algo lejano, pero
tangible, que cuando llegara todo iba a ser mucho mejor. Cuando para mi
generación ya parecía que ese futuro iba a llegar se produjo el desastre
del socialismo en Europa del Este y la desaparición de la Unión
Soviética, lo que trajo inmediatamente una consecuencia económica en
Cuba que trajo a su vez la crisis de los años 90. Precisamente por haber
crecido dentro del proceso revolucionario, mi generación literaria
comenzó a tratar de hacer una literatura que tuviera una visión
diferente sobre la realidad, en la cual aparecieran determinados
elementos de una crítica, de una interrogación social. Eso es algo que
rompía con lo que había sido la literatura cubana de los años 70, que
fue un periodo absolutamente ortodoxo en cuanto a ideología, en cuanto
al credo político, y que se hizo evidente en la literatura.
Prácticamente todos los escritores escribían de esa manera o sólo los
que estaban fuera de Cuba –que eran menos que ahora- tenían una posición
diferente.
A partir de los 90 se rompe toda esa ilusión de futuro, esa manera de
ver la realidad. Creo que es entonces que junto a la crisis económica
se produce una crisis de valores, crisis de perspectiva, crisis de
identidad que tiene mucho que ver con la forma que empieza a escribir mi
generación a partir de entonces.
En los años 80 no me hubiera imaginado siquiera las cosas que luego
escribí en los 90. No es que no las hubiera escrito, es que no me
imaginaba que las escribiría. Porque no existía el espacio, no existía
la posibilidad, no existía incluso la conciencia de la cantidad de
problemas que veníamos arrastrando. Con la caída del socialismo en
Europa del Este, incluso un poco antes, comenzamos a tener información
de lo que realmente había significado este proceso político en casi
todos los países donde existió, desde la totalidad de la Unión Soviética
hasta el resto de los otros países que luego se incorporaron al bloque
socialista. Hubo como un redescubrimiento de un mundo del cual teníamos
una visión muy limitada. Por lo tanto, una nueva visión de la realidad
cubana junto a una nueva información del mundo en el que se había
insertado esa realidad nos hizo ver las cosas de otra manera. Yo
particularmente, sentí inmediatamente la necesidad de hacer una
literatura que tuviera que ver con este momento, primero de desasosiego y
después de desencanto.
Si yo hubiera empezado a escribir estos libros desde finales de los
80, tal vez hubiera empezado a asomar la oreja de este desencanto, pero
ese fue un período en el que estuve trabajando como periodista. Del 83
al 89 fueron 6 años que trabajé muy intensamente en el periódico
Juventud Rebelde, en los cuales prácticamente no escribí nada de
literatura, sino trabajos de investigación histórica que me llevaban
todo el tiempo. Ese universo me gustaba porque en él me podía mover con
mucha libertad y lo hacía tratando de hacer un periodismo diferente,
creo que en ese período lo logramos en Juventud Rebelde y en algunas
revistas cubanas, pero especialmente en Juventud Rebelde se logró hacer
un periodismo distinto, no el que se hace hoy en día que es un
periodismo chato, un reflejo a veces distorsionado de la realidad. Ese
mismo periodismo me impidió escribir y es por eso que no es hasta el año
90 que empiezo a escribir Pasado perfecto que forma parte de una serie de cuatro novelas. En ese momento me impongo hacer algo diferente.
Entonces mientras se producen los acontecimientos del derrumbe del campo socialista es cuando aparece el personaje Mario Conde.
Sí, esa novela la escribo entre el 90 y el 91, que es justamente el
momento en que empieza a producirse todo este derrumbe económico y
social e incluso en las personas, desde la psicología individual en
relación a la realidad que habían vivido. A esa literatura que se
empieza a escribir desde entonces pertenece la obra de Abilio Estévez,
Arturo Arango, Senel Paz y muchos otros escritores de mi generación. Yo
creo que la definición más exacta que se ha hecho sobre ese fenómeno la
hizo el crítico Jorge Fornet cuando la calificó como la literatura del desencanto.
Y ese desencanto, que tiene mucho que ver con el desencanto de sus
autores, está ligado a la pérdida del horizonte del futuro. De pronto
todo aquello que esperábamos que iba a suceder nunca llegó y el futuro
se convirtió en una nebulosa bastante difícil de predecir. Creo que hoy
justamente uno de los problemas de la sociedad cubana está en esa
dificultad que tenemos para poder predecir un futuro personal y
colectivo.
La razón por la cual yo permanezco viviendo en Cuba, es
fundamentalmente una razón personal y al mismo tiempo cultural.
Pertenezco esencialmente a esta cultura, a esta realidad de una manera
muy visceral y por encima de cualquier tipo de valoraciones políticas o
económicas. Creo que pertenezco a este país por mi sangre, por mi forma
de ser, por mi carácter, por mi historia personal y familiar. Me cuesta
mucho trabajo verme viviendo en Suiza, en España o en Miami, tal vez por
una limitación mía, que no sé vivir en otra parte. Además, yo he
logrado algo que es un privilegio para cualquier escritor de cualquier
parte del mundo y es que puedo vivir de mis derechos de autor. Lo puedo
hacer en Cuba, de una manera modesta, haciendo muchos cálculos
domésticos. No puedo darme lujos, no puedo comer en un restaurante todos
los días, pero puedo vivir.
Entrevista publicada en: http://www.desdecuba.com/03/articulos/02_01.shtml
Si queréis seguir leyendo esta interesante entrevista podéis visitar el enlace anterior, pues consta de 4 partes y sería muy extensa para publicarla en una entrada de blog. ¡Os la recomiendo!
Nos ayuda a conocer y entender mejor al protagonista de esta novela y a conocer al escritor.
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