Malena: El espejo de una vida

Cada persona tiene al menos un enemigo, incansable, tenaz, persistente que nunca se rinde hasta que nos ve humillados y vencidos. Siempre se disfraza de buen consejero de la razón y las buenas costumbres. En cada momento nos aconseja que su único interés es el de llevarnos por el buen camino, que solo busca nuestro bienestar. Pero, ¡ay de aquel que caiga en sus redes! Lo tritura como a un pequeño insecto en la tela de una araña, que cuanto más trate de resistirse más atrapado quedará.

Así se sintió Malena, pero no me refiero a la perfecta de su hermana Reina, de ninguna manera, ella no era su peor enemiga. Creo que su peor enemiga era ella misma. Cada uno de nosotros, somos nuestros peores enemigos, pues en muchas ocasiones nos dejamos llevar por el que dirán, por las buenas formas y costumbres, por lo políticamente correcto, por el temor a reconocer nuestros deseos más íntimos, por el miedo al fracaso, por el que dirán.

Su vida era una lucha constante consigo misma. Una lucha entre lo que deseaba ser y sentir y lo que debía ser.

Primero lucha por ser niño, para no tener que parecerse a su hermana melliza, no se acepta a sí misma. Se siente culpable de la presunta debilidad de su hermana, pues cree que se llevó todo el alimento de la placenta, se siente mal por rehuir a Pacita, por odiar a su abuelo y también a Magda.

Malena se mira constantemente en el espejo de otra persona. Siempre se compara con ellas y pretende ser otra. Creo que solo se siente libre cuando está en brazos de su primer amor.

Aportación de Pilar