martes, 19 de febrero de 2013

Entrevista con Leonardo Padura

No sé vivir en otra parte


Usted se formó como escritor dentro de esta etapa histórica que ha sido la revolución, es miembro de la UNEAC, publica sus libros en el extranjero y en Cuba. En su obra se puede apreciar, junto al reconocimiento de algunos valores de este proceso, una significativa decepción ante el mismo, pero ni ha emigrado ni se ha convertido en un opositor ¿Cómo explica usted esta situación?

Trataré de hacer una síntesis, pues responder esa pregunta significa hacer una evaluación de un proceso que dura más de cuarenta años. Mi generación creció y empezó a tener un sentido del mundo en un país en el que de pronto todo era esperanza. Se hablaba del futuro como algo lejano, pero tangible, que cuando llegara todo iba a ser mucho mejor. Cuando para mi generación ya parecía que ese futuro iba a llegar se produjo el desastre del socialismo en Europa del Este y la desaparición de la Unión Soviética, lo que trajo inmediatamente una consecuencia económica en Cuba que trajo a su vez la crisis de los años 90. Precisamente por haber crecido dentro del proceso revolucionario, mi generación literaria comenzó a tratar de hacer una literatura que tuviera una visión diferente sobre la realidad, en la cual aparecieran determinados elementos de una crítica, de una interrogación social. Eso es algo que rompía con lo que había sido la literatura cubana de los años 70, que fue un periodo absolutamente ortodoxo en cuanto a ideología, en cuanto al credo político, y que se hizo evidente en la literatura. Prácticamente todos los escritores escribían de esa manera o sólo los que estaban fuera de Cuba –que eran menos que ahora- tenían una posición diferente.
A partir de los 90 se rompe toda esa ilusión de futuro, esa manera de ver la realidad. Creo que es entonces que junto a la crisis económica se produce una crisis de valores, crisis de perspectiva, crisis de identidad que tiene mucho que ver con la forma que empieza a escribir mi generación a partir de entonces.
En los años 80 no me hubiera imaginado siquiera las cosas que luego escribí en los 90. No es que no las hubiera escrito, es que no me imaginaba que las escribiría. Porque no existía el espacio, no existía la posibilidad, no existía incluso la conciencia de la cantidad de problemas que veníamos arrastrando. Con la caída del socialismo en Europa del Este, incluso un poco antes, comenzamos a tener información de lo que realmente había significado este proceso político en casi todos los países donde existió, desde la totalidad de la Unión Soviética hasta el resto de los otros países que luego se incorporaron al bloque socialista. Hubo como un redescubrimiento de un mundo del cual teníamos una visión muy limitada. Por lo tanto, una nueva visión de la realidad cubana junto a una nueva información del mundo en el que se había insertado esa realidad nos hizo ver las cosas de otra manera. Yo particularmente, sentí inmediatamente la necesidad de hacer una literatura que tuviera que ver con este momento, primero de desasosiego y después de desencanto.
Si yo hubiera empezado a escribir estos libros desde finales de los 80, tal vez hubiera empezado a asomar la oreja de este desencanto, pero ese fue un período en el que estuve trabajando como periodista. Del 83 al 89 fueron 6 años que trabajé muy intensamente en el periódico Juventud Rebelde, en los cuales prácticamente no escribí nada de literatura, sino trabajos de investigación histórica que me llevaban todo el tiempo. Ese universo me gustaba porque en él me podía mover con mucha libertad y lo hacía tratando de hacer un periodismo diferente, creo que en ese período lo logramos en Juventud Rebelde y en algunas revistas cubanas, pero especialmente en Juventud Rebelde se logró hacer un periodismo distinto, no el que se hace hoy en día que es un periodismo chato, un reflejo a veces distorsionado de la realidad. Ese mismo periodismo me impidió escribir y es por eso que no es hasta el año 90 que empiezo a escribir Pasado perfecto que forma parte de una serie de cuatro novelas. En ese momento me impongo hacer algo diferente.

Entonces mientras se producen los acontecimientos del derrumbe del campo socialista es cuando aparece el personaje Mario Conde.

Sí, esa novela la escribo entre el 90 y el 91, que es justamente el momento en que empieza a producirse todo este derrumbe económico y social e incluso en las personas, desde la psicología individual en relación a la realidad que habían vivido. A esa literatura que se empieza a escribir desde entonces pertenece la obra de Abilio Estévez, Arturo Arango, Senel Paz y muchos otros escritores de mi generación. Yo creo que la definición más exacta que se ha hecho sobre ese fenómeno la hizo el crítico Jorge Fornet cuando la calificó como la literatura del desencanto. Y ese desencanto, que tiene mucho que ver con el desencanto de sus autores, está ligado a la pérdida del horizonte del futuro. De pronto todo aquello que esperábamos que iba a suceder nunca llegó y el futuro se convirtió en una nebulosa bastante difícil de predecir. Creo que hoy justamente uno de los problemas de la sociedad cubana está en esa dificultad que tenemos para poder predecir un futuro personal y colectivo.
La razón por la cual yo permanezco viviendo en Cuba, es fundamentalmente una razón personal y al mismo tiempo cultural. Pertenezco esencialmente a esta cultura, a esta realidad de una manera muy visceral y por encima de cualquier tipo de valoraciones políticas o económicas. Creo que pertenezco a este país por mi sangre, por mi forma de ser, por mi carácter, por mi historia personal y familiar. Me cuesta mucho trabajo verme viviendo en Suiza, en España o en Miami, tal vez por una limitación mía, que no sé vivir en otra parte. Además, yo he logrado algo que es un privilegio para cualquier escritor de cualquier parte del mundo y es que puedo vivir de mis derechos de autor. Lo puedo hacer en Cuba, de una manera modesta, haciendo muchos cálculos domésticos. No puedo darme lujos, no puedo comer en un restaurante todos los días, pero puedo vivir.

Entrevista publicada en:  http://www.desdecuba.com/03/articulos/02_01.shtml

Si queréis seguir leyendo esta interesante entrevista podéis visitar el enlace anterior, pues consta de 4 partes y sería muy extensa para publicarla en una entrada de blog. ¡Os la recomiendo!
Nos ayuda a conocer y entender mejor al protagonista de esta novela y a conocer al escritor.

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